Hay quien vive de apariencias
y, toda apariencia, engaña.
Pero nunca es cosa extraña,
cuando ves las consecuencias.
Moralmente hay insolvencias
pero la moral, no importa,
si el dinero reconforta
la ambición que está latente
y engañando a mucha gente...
¿Quién la apariencia soporta?
Aparentan ser sinceros
y otros tantos muy cristianos
seduciendo a los hermanos
pero son muy maniobreros.
¿Y qué buscan? ¡Los dineros
que llevan en sus bolsillos!
Alguien dijo: ¡Son tigrillos
con sus fauces muy hambrientas
y ambiciones suculentas
ensartando sus colmillos!
Y yo digo: «no confíes,
de quien dice ser, y no es»;
sobre todo, cuando ves
su apariencia. ¡No te fíes!
Mas sugiero, no te líes,
cuando veas apariencias
porque vienen las sentencias
que te llegan de improviso,
que te llegan sin aviso
con marcadas consecuencias.
Hay tiranos disfrazados
y políticos también.
El pastor que dice: ¡Amén,
de apariencias bien dotados!
¡Ah, corazones malvados!
¿Cuándo un Dios los va a frenar
y hoy en quién podrás confiar?
Todos son la misma miasma
no se trata de un fantasma…
¡Qué más puedes esperar!