HA SIDO UN DULCE SUEÑO
Soñaba que estaba extasiado en los mágicos contornos
de un fresco y sin igual manantial, el agua esparcida
acariciaba mi frágil piel e incitaba mis sentidos
a plasmar el más sentimental poema dedicado
a ese angelical ser dueño absoluto de mi alma.
Ahora que estoy en todos mis cabales observo
con profunda tristeza que todo aquello
era una febril fantasía y deduzco con desolación
que amar es desatar una interminable cadena
donde el tiempo se compacta y es reducido
a cuan mágica ilusión.
El amar estimula el deseo de vivir sin importar
los múltiples obstáculos presentados en nuestra senda,
colma de resplandor las oscuras noches y elimina,
de plano, la escarcha producida por el inclemente frío.
Jaime Muñoz, septiembre 16 de 2024