He crecido lentamente,
sin prisas, despacio,
tomándome el tiempo necesario
para elaborarme bien,
sin menoscabos o fallos.
He progresado con paciencia,
sin excesos ni arrebatos,
disfrutando con holgura de cada etapa
y procurando no dejar lagunas
que acoten mi definitivo ornato.
He madurado con el debido sosiego,
sin trampas ni atajos,
evitando inútiles modas
que camuflaran mi identidad
para granjearme falsos agasajos.
He consumido mucho tiempo
y derrochado mucha calma
para llegar a este punto de mi vida,
y ahora, sin querer ofender a nadie,
no pretendan que acepte ningún cambio.