Una canción remota comienza a sonar.
Una mujer se la canta a quien parece ser
un niño, en un tiempo indescriptible.
Tiene una visión: “el futuro se esconde en el vacío
que separa aquellos labios
de nuestros oídos cómplices”
Alguna clase de fábula despertó al niño,
alguna clase de cuco en el tiempo consiguió enseñarle
que lo que él teme ya está germinando en su interior.
Camina a través del bosque que esconde en lo oscuro de la pieza
algo detrás de los árboles le impide ver
lo que él cree como la voluntad originaria.
Solo encuentra una puerta tras otra,
el sentido de realidad que lo despierta por la mañana
que le arrebata el seno materno de un cachetazo.
Pienso en aquel sentido, pienso en el erotismo de las aves que anticipan la tormenta,
en el rumor de las pieles que se agostan a la menor insinuación.
Es el deseo que carcome como polilla, es la polilla que amanece muerta junto a la almohada,
testigo de nuestras humillaciones, genio y figura de todos nuestros silencios.
Tengo ahora una madeja de deseos enredada en el corazón
tengo una pila de libros que ni siquiera se han comenzado a escribir
Leo lo mejor de George Trakl, a medida que las paredes otoñales empiezan su conspiración
y el ambiente a maldición se hace insoportable, y solo queda leer
inocularse de ficción y de tiempo roto.
Tengo algunos secretos amarrados en la garganta
una que otra carta comprometedora escrita a medias, por la desilusión o falta de coraje,
Una costra allí donde creí que podía florecer otro idilio.
Tengo un montón de cadáveres debajo de la cama, cadáveres de viejas relaciones
Tengo un lugar reservado, una fosa familiar para las promesas que ya mudaron de piel.
Lo único que exijo de ti, musa inexistente, es regresar a ese futuro y a ese bosque.
No puedo más que sumergirme en tus ojos,
porque yo fui y seré ese niño
que ahogaste con tu sentido de la responsabilidad.
Unos cuantos segundos y ya casi puedo trazar
el recorrido de las venas que perdieron el motivo
de seguir circulando
ante el ocaso de la virtud.
Lo que los extraños llaman tiempo
es lo que ahora se comienza a destruir
a medida que camino por la calle
sin otro rumbo que estas palabras sin cronología
y que aquella canción dejando de terminar
para siempre.