¡QUÉ CUQUIS ESTAS IGLESIAS!
El efecto que me producen las iglesias
románicas resulta casi imposible de definir.
Su poder de atracción reside en pasar
casi desapercibidas por culpa de
la modestia de sus dimensiones,
por la parquedad que en el ornamento presentan,
y puede que por eso mismo me impacten
con mayor contundencia y desnudez.
Son como formas fugaces
que se ven a través de la ventanilla,
que han quedado cosidas, sin embargo,
al borde de un extenso prado,
o que ocupan un espacio reducido
en la urbe, encajonadas por la pujante
reunión de los edificios
que han crecido en el barrio céntrico
o en el barrio residencial.
Gaspar Jover Polo