Le hablé al mar y a los surcos
De la Tierra, solo migas de un niño,
Sigo con la sobredosis
Y la hoja empieza a amarillear
Sabiendo que no siempre
Es otoño.
Sería muy frío decir tierra,
Mar y aire, para eso están
Los ejércitos formados
En fila obligatoria; prefiero
Pan y peces y que despeine
La aurora.
La telaraña invade ya tiovivo
Y el fue es inevitable,
Igual que el rock en su punteo.
Ahora es ahora y de aquello
Esto que no cesa una y otra vez
Y que la tinta escupe
Desde los pañales de la memoria.