Razones no me faltan para amar,
Yo ansioso busco las razones para herir.
Mas...
¡qué idiota soy!
¡Si para herir no hay razón!
Porque todo en este mundo duele, si no dolerá.
Dolerá la angustia del otro, la pena más leve, pero la más contagiosa.
Dolerá la pena del pasado, que es amor con otro nombre, la nostalgia mal llamada.
Dolerá la pena de no poder amar, porque solo lloras a los que tu razón aún buscaba sentir.
Mas...
... ¡A quién engaño!
... ¡toda la pena es únicamente muerte!
La muerte en todo sentido, la muerte que es cambio, la muerte que es cada presente.
La muerte que es suerte, lloramos cada una de sus cartas.
Porque obligados estamos a escoger una de las manos de la muerte; de su vil baraja.
Ella lo es todo en este todo e ingenuamente la llamamos destino.