Hace 50 años que no estás con nosotros, mamá.
Aún sigues viviendo en nuestro recuerdo y corazón.
Cómo no ser así, si tú nos pariste.
Con amor.
Y de los cinco hermanos que hemos sido,
solo dos quedamos en este mundo.
Ya somos muy mayores.
Marta con 80 años y yo con 84.
Esta mañana hemos dejado en tumba,
flores blancas, como a ti siempre te han agradado.
En ella estás junto a papá y a Baby.
Tú tienes la dicha de estar tu alma en la casa del Señor.
Al cual siempre nos has inculcado amar.
Cómo no hacerlo. Si también ÉL forma parte de nuestras vidas.
Siendo ya muy mayor, cómo necesitaría aunque fuese
un solo día de tu presencia.
Pero... mi imaginación logra que así sea.
Te extraño, mamá.
Tanto, como si fuese un ser muy pequeño.
Mi corazón late feliz pensando en ti.
A veces, por circunstancias de la vida,
tengo deseos de llorar.
De repente, pienso en ti, y soy feliz.
Hoy, con estas palabras dirigidas a ti, me siento feliz.
Saber que estás con Dios.
Junto a ese cielo cubierto de estrellas.
Hoy, he necesitado decirte éste, mi sentir diario.
Hasta más tarde, mamá.
Hasta que llegue mi final, y después de él...
UN BESO ETERNO.
Hugo Emilio.