Cae sobre mi una infinita lluvia
mientras mi alma está en la espera,
que al amor no haya pasado en vano
pensando tal vez que aún me quiera...
Soledad en mis manos desnudas
en el ostracismo de estas horas muertas,
mientras mis rebeldes pensamientos
buscan rescatarla del libro de mi ausencia.
Silencios que solo saben a silencios
para consolar lo que nadie ya consuela,
mientras la lluvia sigue fiel a su ritmo
llenando de lágrimas nuestras propias huellas...
Una congoja dolida en esta angustia
donde la lluvia me desnuda mis penas,
y dónde mi musa me da los pensamientos
¡Para que yo le dé vida a este poema!