Ana Blanes

¡Ea, don Quijote!

Tendido en su lecho, herido de muerte,

El buen don Quijote dice al mundo adiós;

No son sus heridas por lances de sangre,

Que son de amargura y desilusión.

 

¡Tantos bellos sueños alzaron el vuelo

Ante los envites de la zafiedad,

De mezquina gente de atrofiada mente

Que no comprendieron tu noble ideal!

 

Y si fuiste loco, aunque fuera un poco,

¿Qué le importa a nadie? También yo lo soy,

Pero es la locura del que lucha y sueña

El hermoso sueño de un mundo mejor.

 

¡Ea, don Quijote, agarra mi mano!

Penando en tu lecho a tu lado estoy

Y cuando te levantes, cabalguemos juntos

Sobre Rocinante, querido Quijote,

Por siempre los dos.