W. Eulen Kard

Sólo tú


el silencio que profana 
la quietud de mi existencia.
El ángel negro
que pone el suplicio
en la brecha 
del claroscuro de mi alma.
Yo
la palabra muerta
soterrada en la indiferencia
de tu pecho sin deseo.
El jinete sin yelmo, sin espada
que cabalga sin oriente
y sin poniente
en tus sendas sin destino.