Augusto Fleid

Muere la noche en la monotonĂ­a implacable

Susurra el viento ecos lejanos del ayer,  

la tarde se desvanece en la bruma,  

nace un suspiro, renace el recuerdo  

en mi memoria, sombra taciturna.

 

 

Recuerdos que van y vienen,  

vuelven la extrañeza,  

la soledad y la monotonía  

a las que el alma se ha rendido.

 

 

Se van hilando las nubes,  

testigos silenciosos de lo vivido,  

en aquellas trasnoches,  

donde la nostalgia, fiel amiga,  

me abrazaba en su manto.

 

 

Llora la noche con astros que se apagan,  

solitarias estrellas vagan  

en su vasto espacio, sin rumbo,  

como mi corazón errante.

 

 

Soy un transeúnte en tu historia,  

un personaje que el tiempo olvida,  

vivo de sucesos y recuerdos  

que se desvanecen en la bruma.  

(Suspiro)  

A esta noche que muere  

junto a mi corazón marchito.