Más Que Un Nombre
No basta con palabras,
no basta con versos,
ni con rimas que brillan
como estrellas en el cielo.
No basta con un nombre,
ni con un nombre de poeta,
para tocar el corazón de Dios,
para sentir su fuego.
No se necesita mucho
para acercarse a Él,
solo ser transparente,
limpio y preciso,
como un cristal que refleja
la luz sin distorsión,
como un manantial que brota
puro y sin artificio.
Porque no solo con palabras
se llega a Dios,
sino con la acción,
con la vida que se vive,
con el amor que se entrega
sin esperar nada a cambio,
con la compasión que se extiende
a todo ser que vive.
La banda en un papel,
una poesía sin sentimiento,
es como una flor marchita,
sin aroma ni color.
Finge algo que no siente,
una verdad que no posee,
un eco vacío que no llega
al corazón del amor.
¿De qué nos vale hablar de Dios
si no lo vivimos?
Si no ponemos en práctica
lo que decimos,
si solo hablamos de amor
pero no lo demostramos,
si solo escribimos de paz
pero no la buscamos.
Podemos escribir palabras bonitas,
poemas sobre la bondad divina,
pero si no miramos al prójimo,
si no lo valoramos,
si no respetamos su dignidad,
su derecho a la vida,
Si no volvemos la mirada al otro y,
si lo condenamos,
si le ponemos obstáculos
en su camino,
si lo empujamos a la caída,
si lo menospreciamos,
¿Cómo podemos decir
que somos dignos de hablar de Dios?
Para hablar de Dios, es bueno dejar que
su amor ilumine el alma.
Que la mirada se extienda al otro, que la verdad sea el camino.
Que la vida sea digna.
No basta con palabras,
no basta con poesía
solo el amor, la acción, la vida,
pueden acercarnos a Dios.
Autor: Antonio Pais