Tu sonrisa, vida misma
era miel y ambrosía
recuerdo perfectamente ese preciado día
bajo un almendro, de noche era todavía
el tiempo se había detenido, no existía
tus manos nerviosas revolvías
tus piernas inquietas se movían
tus ojos preciosos, atrapado me tenías
pero nunca tan libre fui
desde que tu mano sujeto la mía
Las estrellas danzaban felices
el viento revoloteaba alegre
y en nuestra mente sonaba en dueto
juntos formaban una melodía, contentos
todo bajo la cubierta de un almendro pequeño
servía de hogar al gran amor que tomaba cuerpo
tan precioso, bendito momento
hasta las cigarras guardaron silencio
y la luna tímida admiraba con respeto
el robo de un tierno beso
una historia que tenía comienzo