polonius

El arte por el ojete

Hay versiones trovadas y cantos rodados

de una misma cuestión hilada en fino;

tal merecimiento de atención es dado

a quien por nombre es un tal Ambrosio Rufino

López Rifado, merecedor en pretéritos tiempos

de mejor guisado, pues ahora está muy maltrecho

por ver su corazón deshecho en un amor cribado en lienzos

de amargura  composición.  Por esta cuestión está en el lecho

siempre llorando una pena por sentir

el abandono de una dama que no quiso

asentar aplomo por él, dando su vivir

en prestas agonías de pútridos días de martirio

vacuo, pues nadie mas que él sabía de su calvario.

 

Pero un día quiso su lucidez poner fin a tal virtud

de ser fiel a quien no le es cautiva, y presto

a un futuro incierto, se juró aprovecharse sin quietud

de toda mujer que en el mundo yaciera, pues es cierto

que si su condición ha sido ir de víctima y por el culo

le han dado, si va de macho dominante, puede verse

su cruz cambiada por tratar a las mujeres con oscuro

trato de indiferencia y hacer uso de sus escasas dotes

en cuestiones de inteligencia, pues si algo le ha enseñado

la vida, es que pierden el coño por presta polla inhiesta,

más que al romanticismo y la galantería, cuestiones a dar de lado

cuando un cipote entra en contacto con su silueta.

 

Desde entonces nos encontramos a un Ambrosio

sano y feliz, pues no para de hacer deporte

con tanto sexo con mujeres sin ganas de lio,

ya que en la edad de él se encuentra el porte

de cientos de divorciadas sin ganas de más hombre

que para un rato de cama y saciar su hambre.

A tomar por saco el amor en nombre del dolor

que han sufrido todos los enamorados

por sentirse vacíos en noches

de quebranto duelo. Más vale decir las cosas por su nombre

que no esconder la cabeza en hipocresías dictadas con renombre

casto. No hay más cuestión que estipular sencillez donde apriete

el arte de mezclar lenguas, orejas, dedos, tetas, polla, coño, cuello y ojete.  

 

Polonius