Eros Corzo Camacho

Poema 2 Celo de la naturaleza

La Naturaleza recela tus dones femeninos, y es que dejaste a la miel sin su espíritu, tus ojos fueron los culpables, pueden hacer dulces mis pesadillas esas de agonías eternas. Eres el cielo en el infierno. 

 

Perturbaste al mínimo la inquebrantalidad eterna de Dios al tú nacer, y cuando abriste esos ojos ya ibas armando un poema sin siquiera hablar. De alma acaramelada, inocencia magnificada en dulzones panales.

 

Deleitosas cayeron todas las mieles en tus ojos, en todas sus formas, en todas sus velocidades, y luego ya selladas eternamente en tu vista, obtuviste un rasgo natural sobresaliente, exquisito, la cual la naturaleza codiciaba el estilo divino de tu don.

 

Y así, de gracia desgracia, las mieles del mundo en colmenas perdieron su dulzor, perdieron el acento y perdieron componentes, a tal modo que las mismas abejas coordinan en buscar otro dulce de reemplazo, si existiese una fruta misteriosa que contenga miel pura tendría tu nombre.