Celos, veneno, que corroe mi ser,
mi alma envenena, sin poder creer.
Serpiente, sibilante, que en mi pecho anida,
inyectando veneno, mi alma sofoca.
Puñal, envenenado, que hiere y desgarra,
en mi pecho se clava, mi alma atenaza.
Desgarras mi alma, la haces pedazos,
mis sueños destrozas, los conviertes en pesadillas.
En tu sombra oscura, mi luz se esconde,
mi alma se ahoga, en tu frío responde.
Desdén y odio, en tu corazón habitan,
mi paz destruyes, mis sueños aniquilas.
Pero del dolor, una flor nacerá,
más bella que ayer, y cuál fénix brillará.
Sus pétalos, bañados en rocío,
reflejarán la luz de un nuevo día.
La sombra de los celos se desvanecerá,
y no empañarán el brillo, de un nuevo amanecer.
Gonci