la juventud es una mariposa que se posa en mí y después de libar el néctar del tiempo se va volando sin dejar rastro alguno. Solamente queda el murmullo de su aleteo, la sombra que una vez fue belleza reflejada en los ojos, el transcurrir de su vuelo marcando momentos inolvidables.
Querido tiempo...,
eres como una camisa llena de arrugas que espera paciente deslizarse entre el vapor de una plancha.