José Fas Fonfría

PRISIONERO.

PRISIONERO

¡Qué calma, que paz!
Si sigue la cosa así…
Seguro que no llega la sangre al río.


¡Qué va a llegar!
Ni al río, ni tan siquiera
al bar de la esquina…
que es donde me encuentro yo
en estos momentos.


Y es que… ¡Esto es vivir!
Esto es vivir y no estar siempre
encerrado en casa.


Vaya, voy a pedir otro gin-tonic
que este ya me lo he bebido.
A ver después cuando llegue a casa
que panorama me encuentro.


Bueno, pues… mientras espero aquí
tranquilo el momento de regresar,
puedo seguir disfrutando sin prisas,
de este acogedor retiro espiritual.


Y es que hasta mi inquieto y fatigado
estado de ánimo, parece más distendido,
se siente en un ambiente más diferente,
más lúcido, emancipado y más comedido,
libre completamente, perspicaz y relajado.


Tengo que practicarlo más, salir más,
no hace falta que sea solo a visitar bares,
que también. Pasear, ver gente, amigos,
no vivir voluntariamente cautivo y confinado.