Raül Bernadas

A lápiz y a sudor

En el banco vacío, solitario,

aún reposa tu silueta marinera,

todavía tus historias perduran

escritas en los cortes de madera,

grabadas a lápiz y a sudor,

y a golpe de años vividos...

 

Un silente ejército de capitanes aguarda

ante tus ojos azules, blanca barba 

y despeinada melena

que cae tímida por las comisuras de tu gorra,

habiendo capeado temporales

cuando hostiles eran los mares...

 

Navegando ya ahora en tu apacible vejez,

cuéntanos cuentos de miedo y de aventura,

de locura,

de cordura,

de bravura,

tal vez de valiente y gallarda rendición...

 

Tu silencio distante y distraído 

agiganta mis versos diminutos, insignificantes para ti,

y para casi cualquiera...

Pero es a lápiz y a sudor

que arrincono tu vital testamento

en tu banco vacío y en tu corazón repleto,

y en la imaginación que me prestas.

 

¿Quién mide la bondad de un hombre,

si nadie, sin excepción alguna,

es desvalido hasta su muerte?

 

Oh capitán, tu nobleza...

Tu nobleza me jura,

a lápiz y a sudor,

que no existen los recambios,

ideales inventos 

(mas inútiles y estériles)

contra la pena del absoluto adiós.

 

Tu timón y tu traje,

tus olas, tus playas, tus islas,

converge todo ello en la palabra amor

grabado en madera, por los siglos,

a lápiz y a sudor.

 

RBP (23/9/24 - 12:47)