Cuando el sol en ocaso ya se esconde,
y las hojas que tiemblan en los árboles
anuncian la llegada del otoño,
que con sutil color todo lo invade.
Cambia la luz, el verde se hace rojo,
y la naturaleza, con sus cuadros,
se transforma en un lienzo de tonos nobles
que pintan los matices del otoño.
Triunfa la melancolía en los tercetos,
que parecen llorar el fin del verano,
mientras el aire fresco trae sus ecos.
Mas no se extingue el fuego soberano
que arde en las hojas, pues con sus reflejos
anuncia la belleza del mundo anciano!
Al acercarse el cambio de estación del ardiente verano al colorido otoño, es como si un pintor cambiara los colores de la naturaleza para ofrecer otra paleta que recuerde a la vista que el tiempo corre y con el nos trae nuevas emociones de colores ocres y granadas. Llega un tiempo de calma en que las brisas frescas, el aire que se ve limpiando de las polvaredas veraniegas y las nevadas que se preparan para cubrir el cielo de magia en espera de caer. Esto es en el caso de este hemisferio y en otros se preparan para recibir el verano. Tengo el privilegio de que si el invierno se presenta muy crudo, paso al vecino Estado de Nevada en unas cuantas horas de conduciendo, y llego a Las Vegas y luego a California y allí encuentro el verano de nuevo.