A través de mi ventana
Lo último de tu copa
Ligeramente mece:
Es el aire un corro
De peces.
El hombre ríe
Tu soledad
Que no provocas,
Y tú, aún altanero,
Devuelves, como los peces,
Un alegre sombrero.
Tú y yo compartimos,
Yo desde mi ventana,
Tú del jardín florido,
Las cuentas de un rosario,
Únicas testigos.
Perdón por ser hombre
A ti te digo: no naciste
Para soledad de un vestido.