En un hogar donde el sol brillaba,
una hermana dulce, risueña y clara,
con su hermano compartía risas,
pero el tiempo trajo sombras imprecisas.
Un día un susurro, un eco lejano,
su mente se nubló, un giro insano,
los juegos y cuentos se tornaron llanto,
y aquel amor fraternal se volvió quebranto.
Ahora en la casa, un frío profundo,
sus ojos que antes eran un mundo,
miradas de odio, palabras de fuego,
el lazo que unía se tornó en desvelo.
Él busca en su mente un destello de paz,
pero en su corazón solo hay soledad.
Una sombra de risa se fue con el viento,
y en su lugar, un oscuro tormento.
Hermana querida, ¿qué mal te ha tocado?
El amor se ha ido, el cariño olvidado.
Quizás un día, en un nuevo amanecer,
regresen las risas, vuelva el querer.
Pero hoy solo hay ecos de un amor perdido,
en la memoria, el brillo se apaga,
de una hermana en pena, que el odio despliega.