Estamos tan cerca de la muerte,
el pan de cada mañana podría traerla hacia nosotros.
Un solo salto nos llevaría a la profundidad
de una poza sin retorno.
El lúgubre manto nos hace sombra,
hasta que decide abrazarnos para siempre.
Desconozco el tiempo que seguiré
mirando las estrellas,
evitar darle razón a mi inocencia
solo me traerá un final desconsolado.
Antes de que caiga la noche,
me vuelvo atrevida,
tomo su cálida mano,
la llevo a mi sien,
cierro los ojos,
y así, al fin,
le confieso que te amo.