Tejo historias nuestras en la mente, cómo un loco soñador, te sueño en vida, que me muevas la curva de tu sonrisa era tan difícil como mover los Andes.
Te conocí en la tierra quebrada entre peñas y poblada de maleza. No tengo los hilos para amarrarme a tu alma. Cada vez que me libero de mis sueños otra vez tu recuerdo toca mis pensamientos. No eres el verso de la mente de ningún poeta, porque eres única y de tu boca nace el fin del mundo.
Para estar contigo así tenga que luchar contra Dios o sus mejores guerreros. Afino el piano de tu cuerpo, cruzar la frontera de tus labios del sur, reconocer tu pisada en la oscuridad, saber que eres tú con tan sólo respirar y aunque me quedará ciego mi alma podría bailar al aire para buscar el toque de su piel.
Quiero que seas la bienvenida en el despido. Porque haces paz en la guerra. Eres el ruido de mi pensamiento posado en silencio, eres la mudez de un hablador. Y hablando de contrastes o transiciones el universo adorna la cintura de tu cabello al fin de cada noche.