Abraham Rodriguez
“En el tiempo que sea”
No eran veinte, ni cuarenta
los segundos se atascaron en treinta
no supo que decir hasta los sesenta
se desvaneció, frente a toda su presencia
cuenta la leyenda que sigue esperando
el mundo por lo contrario no ha parado
su melodía lo ha dejado eternamente cautivado
era el canto de una vida, nos ha dejado
un piano en la noche rasgó el silencio
sus oídos prisioneros de un compás incierto
sus manos artífices de la dirección de un concierto
las ausencia le recordó que no, no es cierto
los nervios le abrazan la mente desecha
los pensamientos se hacen presente y lo acecha
el pasado embriaga la nostalgia de quien los espera
su sonrisa es lo único que él desea
pasaron diez y cincuenta
mintió afirmando perder la cuenta
sumaron dos lustro reanudando la treta
nuevamente sesenta
adiós extraña
susurró una voz muy cansada
en alto su mirada
una estrella perdida y amada.