Campesino de la vida
en este campo de alianza,
con tu labor tan sentida,
siembras la rica esperanza,
Con las manos en la tierra,
labras frutos de color,
bajo el cielo que se aferra,
a las mañanas en flor.
Aunque el sol a veces queme,
tu fe nunca se desmaya,
pues en cada esfuerzo duerme
la alabanza que no calla.
La alegría riega el suelo,
halaga el amanecer;
mal que el ayer fuera duelo,
la huerta vuelve a renacer.
Canto a la vida sencilla,
a las flores que enardecen
la primavera, semilla
de los futuros que crecen.
Del buen labrador perdura
las huellas de su sudor;
su labor, fuerza y ternura,
plantan la era de candor.
El tiempo eterno te alcanza,
el otoño va muriendo,
el día llueve añoranza,
y en el cielo, resistiendo.