Ya no soy aquel joven que soñaba,
Con alas de libertad, a volar.
El tiempo ha marcado mi piel, mi alma,
Y en cada arruga, una historia a contar.
Mis ojos, antaño claros y vivaces,
Ahora reflejan el dolor de tu azor.
El espejo muestra un rostro ajeno,
Donde el tiempo ha dejado su huella.
Como hoja que cae de un árbol otoñal,
Me siento arrastrado por la corriente.
El ayer se desvanece, cristalino,
Y el mañana es una sombra incierta.
A pesar de las marcas, de las cicatrices,
En mi interior, un fuego aún arde.
La vida sigue siendo una aventura,
Aunque el tiempo haya cambiado mi suerte.
JTA.