Este instante de paz, de nulo escarnio,
cuando mi alma despliega su sosiego
huyendo de mi mismo, del trayecto
agotado que camino casi ciego,
es aurora rampante entre las sombras
de tristeza y aberrados pensamientos.
Aprovecho el rescoldo de esta lumbre
clandestina y bosquejo algunos versos
que guardo codicioso en la memoria,
escribirlos será una gran victoria
si mañana recuerdo sus acentos.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO