Emilio Barrios

Tu trabajo, tu tiempo, tu familia.

Trabajas todo el tiempo, todo el año; no hay lugar para el cansancio ni para echarte un relajado baño; no conoces la palabra \"durmiendo\".

 

Vienes y vas por la calle todo el tiempo, sin respiro; debes llevar el pan en la casa, ese es el propósito, el motivo.


Te levantas muy temprano; ni siquiera ves el alba; tu agitado día empieza antes que amanezca, de madrugada.

 

No existe en tu vocabulario; voy a disfrutar fin de semana en una playa, ¡qué manera de vivir! ni siquiera viajas.


La comodidad para la familia te obliga a sudar la gota fría, fría la noche, fría el día; no importa, comes comida sin calentar casi en toda tu jornada. ¡Que ironía!


En tu mente, tu propia voz te dice: tu familia reclama un poco de tu tiempo, ¿pero de donde quitarlos? Al hacerlo, te quedarás sin el sustento. ¡Que apatía!


Es difícil la vida del que menos tiene; debe soportarlo todo y conformarse con lo que cobra o lo que obtiene; tener menos que otros no es vergonzoso. ¡Recuerda eso!

 

Tu lucha, aparte de ganarte un poco de dinero, es convivir y relacionarte con compañeros envidiosos y jefes inescrupulosos.

 

Solo quieren que le rindas como un buey en el campo; no les importa tu cansancio. ¡Es la verdad!


Se aprovechan de aquel que más necesita, pero para el que ama a su familia eso no significa nada; solo debe llegar a su hogar con un poquito de dinero para la comida.

 

El dinero tiene varios nombres; depende de donde vengas, al final es lo mismo; la recompensa sigue siendo la misma. ¡Bienestar!


Por poca que sea, y no alcanza ni para dormir una buena siesta o pagar la cuenta; que no falte nada es la tarea.

 

Levantarse día a día para la faena sin perder la ilusión; si trabajas de sol a sol y el cuerpo lo soporta, no hay otra opción.

 

Chambeas estando enfermo, no hay remedio; no importa eso, no debe haber quejas ni reproches; es un hecho.

 

Lo que vale es seguir adelante para que en casa no falte alimento, y tapar de vez en cuando los agujeros del techo.

 

El precio que pagas es alto; hasta te olvidas de que uno de tus hijos está de cumpleaños.

 

En esa fecha tú estás ausente, y si piensas faltar al trabajo, tu jefe que siempre está del lado del dueño te va a castigar, ¡dalo por hecho!.


Tu familia goza de un poquito de tu tiempo; tu trabajo absorbe el total del resto.

 

No son simples matemáticas; hay veces que toca recordar las fechas importantes y felices sentado con la mirada perdida con mucha nostalgia.


El trabajo no es malo, lo malo es trabajar, lo dijo una vez \"Don Ramón\"; cuanta razón tuvo ese flaco; lo que te pagan ni siquiera te alcanza para un regalo.

 

Tu amigo, tu hermano ya te considera un extraño porque no te han visto en años, pero no puedes visitarlos.


Has sacrificado lo más valioso para ver tu hogar feliz; ¡para ti eso es un gozo!, nada es sencillo; con lo poco que tienes en tus bolsillos sabes cual es tu sitio.

 

Tu lugar más querido, tu lugar de alivio, donde todo empieza y todo termina, ese lugar invaluable es ¡TU FAMILIA!

 

\"Un pequeño homenaje-poema a los que trabajan duro, tanto hombres y mujeres, cada quien con su proeza\".