En la sombra se asoma un ser voraz,
con ojos de abismo y aliento de mar,
sus garras son frías, su risa, un disfraz,
un susurro oscuro que invita a callar.
Camina en la bruma, su paso es sutil,
se aferra a los sueños, los roba sin más,
teje en el aire un manto febril,
un eco de angustia que nunca se va.
Los días se alargan como un río sin fin,
las risas se apagan, el color se va,
las sombras se arrastran, no hay luz en el jardín,
y el mundo se vuelve un desierto sin paz.
Las voces del miedo susurran sin cesar,
te atrapan en redes de dudas y pesar,
con un peso invisible que no puedes cargar,
te arrastra al silencio, te invita a olvidar.
Pero en medio del caos, una chispa puede brillar,
un hilo de esperanza que empieza a brotar,
busca en el espejo la fuerza de amar,
y recuerda que juntos podemos luchar.
Así que alza la vista, no temas avanzar,
hay manos dispuestas a ayudarte a soñar,
el monstruo se aferra, pero tú puedes volar,
con cada paso firme, lo podrás desarmar.