Ricardo Castillo.

Caminantes y caminos

Me gusta pensar en el pasado 
como un lugar cercano,
procurando su proximidad
(sin mucha distancia en el tiempo). 

Prolongar en mi memoria 
el rostro y el fuego del transeúnte que
concurrió en mi paso de viajero extraviado. 

Ver otra vez dos caras,
la del extraño y la de amigo; 
poder mirarle fiel desde un presente 
que apremia con recuerdos.

Formular una pregunta sin respuesta 
como excusa,
del por qué fuimos convocados 
a la misma hora y lugar
y así cuestionar eso que llaman 
los designios de Dios
sobre esta existencia atravesada;
o quizá otorgarle 
su merecido sentido místico.

Debo andar nuevos caminos 
con esta intuición inoportuna de conocer 
el alimento futuro de mi recuerdo,
como hurgando una memoria 
que todavía no es.
¿Cómo explicar este siniestro 
augurio al que me aferro? 
¿Quién soy entonces?

Debo regresar a los pasos dados 
con esta inadecuada certeza de saber lo pasado;
recorrer otra vez los senderos
y dibujar algunos nuevos.
¡Ver lo que estaba oculto,
volver a ver lo visto!

Managua, 17 de abril de 2024.