Entre tu orilla y la mía,
el puente de los encuentros
que tantas veces cruzamos
a escondidas para vernos.
Entre tu orilla y mi orilla
un río profundo y negro
y entre tu boca y mi boca
un suspiro de silencio.
Trepan las enredaderas
las tapias de cal y viento
donde aquella despedida
me está royendo por dentro.
Ninguna razón me diste
y hoy después de tanto tiempo
apareces en mi vida
a remover mis recuerdos.
Hasta mis pupilas llega
a gritos el gran secreto,
que tus labios no pronuncian
y tus ojos sin saberlo
contra de su voluntad
me están diciendo… te quiero.
Calle arriba y calle abajo,
rondando, siempre al acecho,
te paseas por mi puerta
buscando siempre el encuentro.
Yo sé que esperas por mí,
sé que me sigues queriendo
y que guardas en un cofre
de plata y de bronce viejo,
los versos que te escribí
y el lazo de mis cabellos
con una carta de amor
que te mandé con un beso,
y en ella posas tus labios
mientras lloras en silencio
y sé que llevas tatuado
mi nombre sobre tu pecho.