Noche de rondas
En aquella noche de bar
brillan copas de vino
humea un puro fino,
para debatir e idealizar
como vivir en soledad
sin tener alma gemela,
y ver como en pasarela
todas aquellas pasiones
que nos dejaron lecciones,
caras pintadas en acuarela.
El whiskey y el coñac
cuentan vivas historias,
de las tristes memorias
que llenan aquel bar,
el sabor en el paladar
del amargo recuerdo,
¡te juro que me esfuerzo!
pero no consigo desterrar
y a la vez vuelvo a recordar
que la traigo en el hueso.
La noche avanzó y cedió
a la lucidez desgastada
luego de la madrugada,
el bullicio se convirtió
en un culto al silencio,
la alegría y el despecho
se disiparon en el techo
para una absoluta paz,
solo el piano toca Jazz
y extrañarla, es un hecho.