En medio de la noche
mi ser peleaba sin cuartel
para alcanzar tu mirada
esa que cubría mi esencia de miel.
Esperé tanto tiempo
que un viento frío me envolvió
sin permitir que el sol brillara
sobre mi desasosiego y sobre él
incubándose en mi alma
una tristeza cruel.
Para qué esperar aquí
si jamás volveré a tu vergel
donde con tus pinceladas de amor bullí
llevando en mis entrañas este amor fiel.
Existo teniendo la certeza
que de nuevo mi alma labraré
con delicadeza y un suave cincel,
consiguiendo una alba y casta belleza
que con mi esencia abrazaré.
Mi sol brillará de nuevo
porque a mi centro lo restauré
con níveas y grandes alas
disfrutando la paz que encontré.
Iré hacía ese gran horizonte
donde mi sol entibia mi piel.