Ser tan delgado
y huir con el viento
en carnales ojos azules
esclavos hechos de miel sofocante
llenos de desprecio,
en el primer setiembre
de tu edad como leitmotiv
los tuyos
te devolverán al vuelo
que oculta el polen
sacrificando alas de mariposa,
abres la nevera
como si esperases a alguien
y quisieras ser seducido
por cantos de sirena
resonando en bocas de azufre
la súplica de algún afecto,
blandiendo el vacío
me lleno de estelas de mar
como caracolas
en unos oídos
de orejas ajadas y pelirrojas
donde se puja
hasta altas horas del alba
alimentándonos de saliva
esperando que la puerta del tedio
acabe por desmoronarse
contra el muro de lo impensable.