La tarde estaba triste, lloraba
las aves no cantaban, gemían
los árboles en silencio, suspiraban
todo parecía estar de duelo.
Envuelto en lúgubres sombras
creí que se caería el cielo
que el mundo rodaría al abismo
ensimismado te dejé partir.
Sabía que el cielo se apagaría
que las negras sombras del olvido
me hundirían en las olas de la perdición
sabiendo que sin ti moriría, te dejé partir.
Las plantas que un día florecían
hoy solo son pétalos chamuscados
las aves que antes cantaban
hoy guardan sepulcral silencio.
El café que ansiábamos beber
el rinconcito escondido del parque
donde nos dábamos furtivos besos
hoy luce desértico y acongojado
nuestro banco junto al cerezo
hoy luce solitario y desvencijado.
Sentado al borde del acantilado
donde siempre contemplábamos las olas
mi alma llora tu ausencia
sabiendo que sin ti moriría, te dejé partir.
LIma, 28 de setiembre del 2024
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