Yo vengo viajando hacia ti,
Porque hueles a melón maduro,
Tu aroma dulce me atrae,
Como un imán a un hierro puro.
Por valles y montañas crucé,
Siguiendo tu rastro embriagador,
El viento me susurraba tu nombre,
Guiándome hasta tu corazón.
Tu piel suave y aterciopelada,
Es un deleite para mis sentidos,
Tu sonrisa, un sol que ilumina,
Mis días oscuros y escondidos.
Yo vengo viajando hacia ti,
Porque eres mi melón deseado,
Tu dulzura es mi antídoto,
Para un mundo de penas rodeado.
En tus brazos quiero descansar,
Y perderme en tu aroma embriagante,
Que me envuelva en un manto de amor,
Y me haga sentir tu siempre amante.
Mi amada querida
fragancia de la belleza
me hueles a melones
me hueles a lluvia
me hueles a fresas
me hueles a vida
a tierra
y
a
la
gloria!
Imagina un cálido día de verano, donde el sol brilla con suavidad y las nubes se deslizan perezosamente por el cielo. Te encuentras en un vasto campo de melones, rodeado de hileras verdes y vibrantes, con el aroma dulce y fresco de la fruta madurando bajo el sol. A medida que avanzas entre los melones, sientes la hierba suave bajo tus pies descalzos.
Ella aparece. Se sienta a tu lado, y juntos disfrutan de los sabores frescos, cortando un melón en rodajas, dejando que el jugo dulce resbale por sus dedos.
Con un gesto suave, tomas una rodaja de melón y se la ofreces. Ella sonríe al morderla, el frescor llenando su boca.............