Sigo siendo aquel niño
que susurra entre sueños,
a la búsqueda ignota
de algún cielo en el mundo…
Sé que tengo una espada
apuntando en mi frente
y que tarde o temprano
llamará impenitente:
estaré preparado
con mi escaso bagaje,
mis palabras vacías
y mis versos silentes.
Sigo siendo aquel niño
sin maldad en sus ojos,
aunque el tiempo ha hecho mella
en mi visión del mundo:
si antes era optimista,
ahora soy solo estoico,
ya no espero tesoros
ni premios ni estandartes,
y aunque espere la muerte,
que llegue tarde y fuerte…
Siento el sol cada día
como un soplo de vida:
si amanece me alegro,
y en la noche descanso…
Y entre tantos quehaceres,
si apareces de pronto,
descubro nuevas vías
por donde conocerte...
Desafío a poniente
con mi ardiente levante,
y la vida, que sigue,
me sorprende en tus brazos
ganando tiempo al tiempo.