Hoy tengo ganas de vivir.
De que el viento golpee mi cara y me recuerde lo importante del
aquí y del ahora, de que las personas importantes en la vida
no siempre estarán aunque permanezcan en el corazón.
Hoy tengo ganas de vivir porque el día me sonríe
aunque me viva quejando de él.
Porque el sol esta radiante y a veces se esconde para que
recordemos que la luz siempre esta
aunque en ocasiones la oculten las nubes.
Hoy tengo ganas de vivir porque mi cuerpo aún me lo pide,
se encuentra en un perfecto equilibrio
y lo único que tengo que hacer es cuidarlo.
Tengo ganas de ver un comienzo, una oportunidad;
un reto de terminar lo que a veces parece imposible
y decirme a mi misma que lo logre.
Tengo ganas de olvidar las amarguras y resentimientos
que como trampas pretenden usurpar mis metas
y distraer mi felicidad.
Tengo ganas de tejerme un abrigo
con las sonrisas sinceras que me obsequian a diario
y de refugiarme en la esperanza de creer
que existe una parte humana
entre tanto materialismo alimentado por el consumismo.
Tengo ganas de vivir y demostrar que las oportunidades
que se me han brindado las puedo tomar y aprender de ellas,
y aportarle algo al mundo que tan amablemente
me da día a día una razón más para seguir subsistiendo