¿Quién te trajo? ¿Qué impulso misterioso
Te arrojó a mi camino? ¿Qué potencia
Infernal te mostró mi obscura vida
Y te dijo: Ahí está, tómala y hiérela?
Implacable, Amado Nervo.
Las palabras se hacen vanas para describirte:
Arpía, víbora, fiera, medusa
criatura de bolsillo, diabla abierta en una caja.
La enemiga pública número uno
Sin duda, siempre fuiste tú
Vaciando la sangre de mi corazón con una jeringa
Escupiendo mi rostro invisibilizado
Inoculando el odio entre las masas
Al ritmo vertiginoso de la calumnia.
No te asustes si encuentras palabras en llamas
Para luego presumirte inocente
Sabes que todavía sigo siendo el mismo tonto,
muy tonto para ser cómplice de tus silencios, ahora
muy tonto para endulzar el cebo del encanto ,
muy tonto para sacarte del agujero interior.
Todavía no está todo dicho
Todavía no está todo hecho
Nada todavía es lo suficientemente verdad
Y todo puede ser lo suficientemente engañoso
Ante tu presencia.
Tus días están contados.
Cada mentira que lames con tu lasciva lengua
se vuelve otro miembro de etiqueta en tu habitación,
pero tú de todas formas
lo quieres fresco, entero, radiante,
cuando ya lo has tomado con tus ásperas uñas,
así que, anda, llama a tu familia y amigos,
que corra la voz, que se haga noticia
que corra el manantial de la posverdad
que hagan gárgaras con la poesía del mañana
porque tú misma le has puesto hora a la condena.
Y hablemos luego de la justicia
¿De qué hablamos cuando hablamos de la justicia?
Nada más que pulsión de muerte
Y tú la sigues invocando tan bien
la sigues fingiendo tan bien entre tus labios de poeta
la sientes fresca, muy fresca todavía
tanto como la hiel que embadurna tu relato
tu narrativa pendenciera y redundante
corriendo a la velocidad del pensamiento
y tropezando a la regresión del espíritu.
Ahora será mejor que no mires hacia atrás,
Porque has conseguido castrarme la voz,
Pero, en cambio, te has encerrado en la afonía de la ilusión.
Has conseguido contaminar de sombra tu propio mundo
haciendo de mí un chivo expiatorio
y de tu miseria y de tu herida una obra maestra
pero no podrás sostenerla por mucho tiempo
porque la rueda seguirá girando
porque el estallido seguirá arrojando esquirlas
como metáfora de una ruptura
de un quiebre institucional del orden
de una trama de pánico, desengaño y disolución.
En mi corazón ya no hay patria que defender
En el tuyo, solo habita la bilis y el caos.
Todavía no está todo dicho
Todavía no está todo hecho
Nada todavía es lo suficientemente bueno
Y todo puede ser lo suficientemente retorcido
Ante tu presencia.
La única conspiración posible
La única, a prueba de hechos y certezas
Siempre fue la que urdiste
Tras la barricada de la infamia
Con palabras del todo vanas
Llenas de sofisma, dolor y veneno.
¿Y dónde quedaron los versos que te debía?
En el asfalto, confundidos con la violencia de la noche
Esa noche oscura del alma
En que solo restan los golpes y las llagas,
Y los versos que nunca te escribí
esparcidos como sangre en el pavimento.
¿De qué hablamos cuando hablamos de la justicia?
Lo debes saber mejor que nadie:
nada más que pulsión de muerte.