Nacido desde el mar y de las flores
en nuestras manos eres tierna arcilla,
arcilla de mi vida, de la misma arcilla que nuestro vientre.
Luz de nuestras entrañas,
te esperábamos como la mayor albricia,
que podía surgir de nuestro abrazo,
llegado de las estrellas y de la luna.
Antes de nacer ya te queríamos; y me duele tu llanto…
a pesar de la distancia.
Tu llanto, tristeza y alegría, es el llanto del niño
recién nacido que escucho cuando duermo.
Hay cosas en la vida que se van más allá de los sentidos,
que requieren corvetas y cabriolas
y que nos purifiquen otras lluvias:
desolación y quimeras:
Pensar que alguien te ama se hace más real cuando eres amado…
Vivimos en la espera y aún antes de la espera ya te amábamos.
Por un hijo se exponen nuestras vidas;
por un hijo se entrega el último suspiro…
Y eres tan nuestro… que te llevamos dentro.
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