El cuchillo de la cancelación.
¡Que cuelguen al hereje, es la actual ley!
¿Dijiste algo torcido hace diez años?
Prepárate, cabrón, bajo mil daños,
que el tribunal de Twitter ya te halló rey.
Libertad pisoteada en la plaza,
las hordas linchan con justa moral,
muere el arte bajo el juicio virtual,
y el diálogo se pudre en la amenaza.
¡Qué gozo ver caer al opinante!
Un tuit mal parido y tu vida expira,
más rápido que el eco que se aferra.
El arte ya no muerde, es un farsante,
los censores aplauden, con falsa ira,
¡La verdad es la primera que encierran!
La Bruja Irreverente.