Bajo la luna, un caballero noble,
Y en su mirada, el brillo de grandeza,
luchó con dignidad, fiel a su nombre,
y a su familia, siempre dio su fortaleza.
Cruzamos juntos, sendas y batallas,
su escudo firme, en calma y en tormenta,
la vida fue el castillo de sus huellas,
y fue un honor, marchar tras su leyenda.
Su risa, cual canción de mil campanas,
guiaba siempre mi alma hacia su esfera
Que buscaba hallar la paz, en las mañanas,
y encontraba en su calor, la luz entera.
Hoy cabalga, hacia estrellas infinitas,
dejando en mi, su huella siempre viva,
será por siempre, padre de mi vida,
el gran señor, de historias tan queridas.