jvnavarro

DIARIO DEL OTOÑO VI (IRREVERENTE EN EL BUEN SENTIDO)

 ¿Y es viernes y qué les digo?
 
Pues esto mismo 
que se me ha ocurrido.
 
Estoy en la cama 
y me retuerzo de gusto.
 
Una brisa acompaña 
este mi despertar matutino,
en que soñaba en que vivía 
en una comuna 
y estaba preparando el desayuno 
a un autobús de peregrinos,
que iba de camino 
para visitar una bodega de vino.
 
Y en ese instante 
mis sueños se hicieron difusos,
pues por culpa de un Decretazo,
de esos que no mueven 
piedra de molino,
se había armado una revuelta 
y mira por donde 
 en ese instante oí
lo que era un eco profundo,
 
y es que  los chavistas
los muy ilusos,
 decían 
que lo suyo 
había sido muy limpio
y que no cabía lloro alguno,
por algo que nunca había ocurrido.
 
Y me reí a gusto, 
pues vi
que los dígrafos
 \"che\" y \"elle\"
bien escritos,
formaban parte 
de este idioma el nuestro
tan por la tierra repartido.
 
Y con tantos lirismos 
 entendí el por qué 
Juan Ramón Jiménez,
poeta distinguido,
 escribía a su gusto,
 Antolojía poética
y se quedaba tan tranquilo,
 
y el por qué Caballero Bonald
uno de los buenos poetas
de estos dos últimos siglos,
escribió un libro: Entreguerras,
 sin signo de puntuación  
alguno.
 
Me vi en mis sueños 
trabajando de lo lindo, 
me agarraba a un clavo ardiendo 
para ser el mismo.
 
Me rejuvenecí en este sueño tanto
que pensé que si no lo contaba 
tal y como había sentido 
me convertía en un enemigo público.
 
Y en esto me desperté 
y vino 
esto de retorcerme en la cama,
de escribir un poema,
y de estar ahora mismo 
esperando para ver si entra 
algún mosquito distraído 
y le doy con la suela del zapato 
en el mismísimo hocico.
 
Si es mosca cojonera 
y busca abrigo,
ya se sabe lo que pasa 
en casa del pobre 
que vive del olvido,
que a poco que se escarbe
nada se encuentra 
y se va uno 
por el lugar por el cual vino.