Su protagonismo es diario;
niega un cordial saludo
o es emocionalmente frío,
el desdén es su mejor aliado.
Al ser un vicio encubierto
su actitud causa resabios,
y con el pensar abierto
guardar silencio es de sabio.
Es un mal que prolifera
en todas las clases sociales,
y al girar como una esfera
destacan los malos modales.
Afrenta con lenguaje soez,
si por un bien le hacen ver
es maleducado, y su altivez
la desparrama por doquier.
Al aplicar la ley del hielo:
“con el relego de las normas”
el trato descortés alza vuelo
y la sociedad es su plataforma.