LOS DOLORES Tremendos[1]
Han pasado muchos años
Que la flor de primavera
Disfrutamos con pasión,
Armonía y mucho amor.
Hoy veo tu alma abatida,
Me refugio en el poema,
Al verte flor marchitada,
Sumido por tu dolor.
No se pensaba en el clavo,
Por entonces, del dolor,
Pues estaba tan lejano…,
Luego el tal clavo llegó.
De la paloma o gaviota
Sus arrullos y graznidos
Han perdido apreciación
Por el clavo del dolor.
El dolor es sensación
Inherente al ser humano
De muy intensa pasión,
Que siempre queda marcado
En momentos de tensión
Por la dicha `alteración´,
Que con tiempo ha derivado
En profunda depresión.
Del dolor busco el origen,
De esta cruel `enfermedad´
Que a la persona más sana
Privará de libertad.
¿Será algún ser sin imagen,
Motor o Dios[2], Inmortal…?
No encuentro ninguna ciencia
Ni religión con respuesta,
Que al humano librar pueda
De esta sufrida tragedia.
Es el clavo del dolor
El menos que me atormenta,
Pues más el dolor me apena
De impotencia no poder
Urgir al cielo respuesta,
Y se digne conceder
Un consuelo de evitar
Sufrimiento a mi mujer
Sufrimiento que afecta
A toda la humanidad
Sin que nadie poder tenga
Ese clavo desclavar.
El médico con piedad
Podrá al hombre aliviar,
Pero no hay nadie capaz
Con medicina anular.
Qué triste es verte llorar,
Y en tu rostro rodar lágrimas.
Cuántas veces intentaba
Abrazarte y consolar
Tu dolor, y me apartabas
Para a mi mente dañar.
Yo siempre te perdonaba
Por el `mal´ que te afectaba.
Hay que tristes es esperar
Que la amada te comprenda
Para no desesperar
Y poder seguir amar
Toda la vida completa.
Puede el clavo desclavar:
Amor, caricias, respeto,
Paciencia por largo tiempo.
Déjame sentir que siente
Tu dolor en mi interior.
No miento cuando te digo
Lo mucho que te amo y sufro
En el calvario de fuego
De tu dolor; aunque calle
Tus insultos en silencio
Sin poder hacer que cuente.
Sé siempre valiente y fuerte
Para que el dolor no venza
Tu ropaje de coraje.
No te olvides que la vida
Sigue, y vivir lo merece
Por tus nietos muy queridos.
Juntos el dolor sufrimos
Sin pena, pesar ni llantos.
Alejandro Tejero Escribano.
Gijón,20-8-2024.
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