El cadáver de un amorío,
El ser Inerte del rechazo,
El recuerdo de recurso,
El ser que al sentirse moribundo,
Se siente Vivo.
Secretamente te amo,
Porque mi dolor lo grita,
Pues conocerte solo reaviva cada herida,
Y mi interior sabe que de esto,
Muere la vida.
Del alma florecen y marchitan,
Cientas de flores que agonizan,
Y mis ojos arden como estrellas,
Por el bello nacer de nueva vida.
Porque al mirarte,
Mi sentir palpita,
Siento que veo el universo,
Un infinito entero,
Pues mi corazón se derrite,
Al ser yo tu vino,
El enlace entre vida y muerte,
Que deshaga y libere,
El malestar hiriente.
Fuí liberado,
Por el tenor de tu canto,
Pues descubriste un alma en pena,
Creyente de su fin y desolación interna,
Un ser que te acompañará en su existencia,
Así muera en cada vida,
¿Cómo no he de amarte?,
Si das vida,
¿Cómo no iba a enamorarme?,
Demostraste ser más que todo aquello,
Más que todo un mundo muerto.