Decepcionados y tristes
en melancólica y lenta caravana
buscarán en otra realidad lo que falta
a ésta sociedad frívola, banal y violenta
Se están agotando
los bosques, las praderas, las selvas
las lagunas, los ríos, las cascadas y las playas
los parajes vírgenes que desde el inicio habitaban
No se acercan
de los más pequeños a las cabeceras
de los más grandes por su corazón congelado
a los libros, los cuadros, las partituras ya relegados
Se olvidan de ellos
de los gnomos, los elfos, los faunos
las hadas, los silfos, las salamandras
los tritones, las sirenas. nereidas y ondinas
Están de luto
el suelo estéril contaminado
las aguas corriendo pestilentes y negras
el cielo solitario cruzado por misiles mortales
los jardines y balcones otrora radiantes de flores
abandonados y mustios cuyos fantasmas aún penan
Los despiden
de los árboles las ramas tristes y grises
cuya altura alguna vez superó rascacielos
los instrumentos que arrancaban melodías geniales
embelesando y estremeciendo el oído y las fibras del ser
elevando el alma humana hasta el conocimiento intangible del cosmos
Los cuadros a pulso
trazados por manos sensibles
esmeradas y pródigas en los detalles
cuya vista extasiaba y penetraba el inconsciente
con formas y tonos que de la naturaleza y sus caprichos tomaban
Y burlándose de ellos
la moda mezquina incita
al consumo y desecho continuo
de productos procesados pero nocivos
a la adicción de una tecnología cuyo cifrado
es estudio privilegiado y exclusivo de unos cuantos
En la competencia feroz
de sobresalir en busca de la fama
se corrompen lazos de amor y amistad
sin una ideal que anime y forme la existencia
aisla y vacía los días presurosos de las multitudes
Aunque
Nunca pueda suplantar la melodía del canario
ni arrebatar la perfección y belleza de las rosas
Nunca igualará los arreboles en las nubes del ocaso
ni replicará el tenue aroma del rocío al marchar la madrugada