Estos albores que me saludan,
que salen al encuentro de mis pasos,
esos incansables que buscan el camino
de tu blancura efigie.
Esta luz me sugiere la misma claridad tuya
aquella que despierta tus pensamientos
cuando en tus albas dejas reposar
los bellos recuerdos en tu mente.
Este florecimiento en mi horizonte
se aloja en una distancia insoportable de ti
extiende sus vástagos y brotes de luz
hasta las retorcidas ramas grises de mi alma.
¡Ay, si este esclarecer incipiente fuera de ambos!
¡Si calentara nuestros rostros con su tibieza!
¡Si iluminara la realidad que perseguimos!
¡Ay, si este nacimiento fuera eterno y nuestro para siempre!
Pero sólo puede aluzar deseos,
recuerdos e imágenes que nos dan vida
ilustraciones de anhelos casi imposibles.
Dejaré que esta primera luz me lleve
y me traiga hasta aquí tu fiel imagen
para poder transformar mis tristes huesos
en poderosos pilares de esperanza.
Seguiré incansable transitando esta senda
que regala momentos de alivio como este
que me trae la posibilidad de encontrarme contigo
en el mismo punto donde algún día
nazca de nuevo esta maravillosa luz.